3 min read

Derrota al perfeccionismo negativo

Derrota al perfeccionismo negativo
Photo by Alexas_Fotos / Unsplash

Recuerdo que estaba en un hotel durante las vacaciones cuando tenia alrededor de diez años. Durante esas vacaciones descubrí el ping pong y me obsesioné con este deporte tan divertido. Quería jugar todo el tiempo, aunque fuera jugar solo contra un muro (al estilo Forest Gump). Pero había un pequeño problema, que para mi yo de ese entonces era uno de los obstáculos más grandes que me podía haber encontrado: pedir las raquetas a la recepcionista, !en inglés¡ Recuerdo muy bien ese sentimiento de angustia y de miedo, de no saber hablar bien inglés. De imaginar ir delante de ella y equivocarme de palabras, de decirlo con muy mal acento, de que la recepcionista no me entendiera o se burlara de mi. Al final, no jugué ping pong tanto como me hubiera gustado.

Este bloqueo que sentí es una manifestación del perfeccionismo. Estoy seguro que de alguna u otra manera, este enemigo se ha presentado delante de ti también. Ese miedo a equivocarnos, a no saber si somos capaces de hacerlo bien, de que se den cuenta que no sabemos, que no tenemos talento o capacidades para lograr nuestra meta. Esto hace que el proyecto delante de nosotros nos intimide. Sentimos que es muy difícil de lograrlo. Como resultado, la procrastinación se instala. No nos lanzamos por que no nos sentimos preparados. "Voy a ir al gimnasio hasta que encuentre el lugar perfecto, con el coach perfecto y la rutina perfecta", "me voy a poner a estudiar hasta que encuentre el libro perfecto", "voy a lanzar mi negocio hasta que encuentre la idea perfecta", "voy a ir a pedir las raquetas hasta que esté seguro que no me voy a equivocar". El perfeccionismo es una manifestación pura de miedo y de ego.

El mayor problema del perfeccionismo es que limita la acción, evita que ganemos experiencia. Y es justamente gracias a esa experiencia que podemos mejorar. Imagina un bebé que esta empezando a caminar. No le preocupa qué van a decir los demás, no tiene miedo a verse mal o a que lo critiquen o a equivocarse. El bebé sólo quiere ir al otro lado del cuarto porque vio algo que le interesó. El bebé se va a caer muchas veces, pero es a través de este proceso de prueba y error, que poco a poco va aprender a controlar su cuerpo, poco a poco va a equilibrarse mejor y poco a poco sus piernas van a volver más fuertes. El perfeccionismo nos impide aprender y ganar experiencia por que limita las veces que vamos a intentar algo: o porque no empezamos o porque nos quedamos atrapados en la corrección de detalles. El perfeccionismo limita nuestros intentos cuando deberíamos, al contrario, buscar hacer el máximo de repeticiones posibles.

Cuando te des cuenta que estás atrapado en el perfeccionismo, hay que recordar que: mejorar es mucho más valioso que ser perfecto. Recuerda que para aprender no necesitamos hacerlo sin equivocarnos ni impresionar a las personas. Deja tu ego de lado. Tienes derecho a equivocarte. Y no solo tienes derecho, sino que muchas veces es altamente recomendado. Entre más repeticiones hagas, más experiencia vas a acumular. Y como el bebé, tus músculos mentales van a volverse cada vez más fuertes. Ve cada intento como una oportunidad para aprender y mejorar.

Mi último consejo es que si no puedes vencerlo, trata de convertir el perfeccionismo en una fuente de motivación. Podemos tomar ejemplo de los artistas o deportistas de elite. Incluso después de haber ganado muchos torneos, Micheal Jordan nunca dejaba de entrenar y de mejorar. Buscaba la perfección. Pero la fuente de esta búsqueda no provenía del miedo a equivocarse. Más bien, buscaba llevar su arte al límite. No dejes que el miedo de no ser perfecto, el miedo a equivocarte, te impida vivir experiencias interesantes y valiosas. Lanza tus proyectos y velos como un entrenamiento, una práctica donde vas a dar tu máximo esfuerzo con la intención de mejorar lo más posible. Así, con el tiempo te volverás la versión más perfecta de ti mismo.

Hice un video sobre esto por si prefieres escucharlo: